Diego no conocia la mar.
El padre, lo llevo a descubrirla.
Viajaron al sur.
Ella, la mar estaba mas alla de los altos medanos esperando.
Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin esas cumbres de arena, despues de mucho caminar la mar estallo ante su ojos, y fue tanta la inmensidad de la mar y tanto su fulgor, que el niño quedo mudo ante tanta hermosura.
Y cuando por fin consiguio hablar, temblando, tartamudeando, le pidio a su padre: - Ayudame a mirar!
FOTO: Vista de la Ciudad de Rio de Janeiro desde el Cristo redentor.
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